FGA FILOSOFIA QUINTO
Espacio para compartir materiales de estudio y aprendizaje sobre Filosofía
Buscar en este blog
miércoles, 11 de noviembre de 2020
POSTEO 84: Indefensión aprendida
viernes, 6 de noviembre de 2020
POSTEO 83: El experimento de la "Cueva de los Ladrones" (Robber's Cave)
domingo, 1 de noviembre de 2020
POSTEO 82: La tercera ola
La Tercera Ola fue un experimento para demostrar que incluso las sociedades libres y abiertas no son inmunes al atractivo de ideologías autoritarias y dictatoriales, realizado por el profesor de historia Ron Jones en el marco de su estudio sobre la Alemania nazi con alumnos de secundaria al convencer a sus estudiantes de que el movimiento eliminaría la democracia. El hecho de que la democracia enfatizara el individualismo se consideró un defecto de la democracia, y Jones hizo hincapié en ello a través de su lema "Fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo". El experimento se llevó a cabo en el Cubberley High School, un instituto de Palo Alto, California, durante la primera semana de abril de 1967. Jones, al no poder explicar a sus alumnos por qué los ciudadanos alemanes, especialmente los no judíos permitieron que el partido nazi exterminara a millones de judíos y otros llamados "indeseables", decidió mostrárselo. Jones escribió que comenzó con cosas simples, como la disciplina en el salón de clases, y que logró convertir a su clase de historia en un grupo con un gran sentido de la causa. Jones llamó al movimiento "La Tercera Ola", debido a la noción popular de que la tercera de una serie de olas en el mar es siempre la más fuerte.Al parecer, el experimento cobró vida propia, cuando alumnos de toda la escuela se unieron a él.
lunes, 26 de octubre de 2020
POSTEO 81: El experimento de la cárcel de Stanford
lunes, 12 de octubre de 2020
POSTEO 80: El experimento Rosenhan
El experimento de Rosenhan fue un famoso experimento sobre la validez del diagnóstico psiquiátrico que llevó a cabo el psicólogo David Rosenhan entre los años 1968 y 1972. Fue publicado en 1973 en la revista Science bajo el título "On being sane in insane places" ("Estar cuerdo en lugares dementes"). El estudio está considerado como una importante e influyente crítica a la diagnosis psiquiátrica.
POSTEO 79: El experimento de Asch
POSTEO 78: El experimento Milgram
miércoles, 7 de octubre de 2020
POSTEO 77: Kryygi, víctima del racismo científico
martes, 6 de octubre de 2020
POSTEO 76: La Comisión Creel
Woodrow Wilson fue elegido en 1916 con un programa contra la guerra. Los Estados Unidos era un país muy pacifista. Siempre lo ha sido. La gente no quiere ir a luchar en guerras foráneas. El país estaba muy en contra de la Primera Guerra Mundial y Wilson había sido elegido con un programa contra la guerra. "Paz sin victoria" era su eslogan. Pero él quería ir a la guerra. Así que el tema era, ¿cómo hacemos que este pueblo pacifista se convierta en lunático histérico anti-alemán para que quiera ir a matar a todos los alemanes? Eso requiere propaganda. Así que se montó la primera y realmente única gran agencia estatal de propaganda en la historia de los Estados Unidos. Se llamaba el Comité de Información Pública (bonito título orwelliano), también conocido como Comisión Creel. El tipo que la dirigía se llamaba Creel. La tarea de esta comisión era llevar a la población a una histeria nacionalista. Funcionó increíblemente bien. En unos pocos meses había una histeria colectiva a favor de la guerra, y los Estados Unidos pudo entrar en ella.
lunes, 5 de octubre de 2020
POSTEO 75: La manipulación masiva de las mentes
martes, 22 de septiembre de 2020
POSTEO 74: Racismo científico y zoológicos humanos
POSTEO 73: Cuatro retos para hacer jugar a la Ciencia
CUATRO RETOS PARA HACER JUGAR A LA CIENCIA
1) En "El Túnel", obra de Ernesto Sábato, el personaje Juan Pablo Castel dice: "A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a comenzar la comedia inútil."
Pregunta: ¿Qué es lo que puede hacer que la vida humana no sea una comedia inútil? ¿La ciencia ofrece alguna respuesta?
2)En su poema "Piedra del Sol" escribió el poeta Octavio Paz:
"Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros."
Pregunta: ¿Somos realmente un "nosotros"? ¿Hay una sola humanidad y una sola ciencia? Aquí hay que decir que para que la Tierra sea un hogar, "nuestro hogar", la humanidad debería ser una familia.
3) En "Poderío e impotencia de Einstein" escribió Ernesto Sábato: "El hombre no es Razón Pura, sino una oscura, una misteriosa, una atribulada mezcla de razón, de emoción y de voluntad; una dramática pero maravillosa combinación de espíritu y materia, de alma y de cuerpo. La Ciencia pretendió desconocer y subestimar esta condición, que es la condición humana. Por eso tenía que llevar a un inmenso fracaso"
Pregunta: ¿Puede el ser humano desarrollar una ciencia exitosa sin resolver primero el "problema humano"?
4) Un poema de Edgar Allan Poe: A dream within a dream.
Pregunta: ¿Es la existencia algo más que un sueño dentro de un sueño? ¿Qué es "eso" que la Ciencia tiene como objeto de estudio?
jueves, 10 de septiembre de 2020
POSTEO 72: Dos frases de Ernesto Sábato sobre la ciencia
DOS FRASES DE
ERNESTO SÁBATO SOBRE LA CIENCIA
El lado positivo
“En la ciencia estricta, el yo debe ser sacrificado a la objetividad; el hombre
que investiga la naturaleza lo hace con los deseos, prejuicios y vanidades que
son inseparables de la pobre condición humana; pero, frente a los insobornables
hechos, hay un instante en que el investigador debe abandonar sus deseos, sus
prejuicios y sus vanidades; este es el duro momento en que un verdadero
científico se manifiesta superior al resto de los mortales; si Aristóteles
hubiera sobrevivido hasta el Renacimiento y hubiera aceptado la refutación de
su teoría ante la experiencia de la Torre de Pisa, entonces habría pasado a la
historia como un verdadero hombre de ciencia. Estas rectificaciones no son
fáciles; la historia de la ciencia está llena de hombres que se aferraron a
teoría falsas mucho después que los hechos las hubieran destrozado. Los
peripatéticos contemporáneos de Galileo se negaron a aceptar la existencia de
los satélites de Júpiter; Poggendorff pasó a la historia por haber encajonado
la memoria de Mayer, descubridor del principio de la energía; Painlevé se
negaba a aceptar la teoría de Einstein; Le Chatelier comentaba con sorna que
«algunos ilusos dicen haber comprobado la producción de gas helio por el
uranio», varios años después que centenares de físicos trabajaban en la
radiactividad. La ciencia es una escuela de modestia, de valor intelectual y de
tolerancia: muestra que el pensamiento es un proceso, que no hay gran hombre
que no se haya equivocado, que no hay dogma que no se haya desmoronado ante el
embate de los nuevos hechos”.
El lado negativo
“El mundo de los árboles, de las bestias y las flores, de los hombres y sus
pasiones, se fue convirtiendo en un helado conjunto de sinusoides, logaritmos,
letras griegas, triángulos y ondas de probabilidad. Y lo que es peor: nada más
que en eso. Cualquier cientista consecuente se negará a hacer consideraciones
sobre lo que podría haber más allá de la estructura matemática: si lo hace,
deja de ser hombre de ciencia en ese mismo instante, para convertirse en religioso,
metafísico o poeta. La ciencia estricta —la ciencia matematizable— es ajena a
todo lo que es más valioso para el ser humano: sus emociones, sus sentimientos,
sus vivencias de arte o de justicia, sus angustias metafísicas. Si el mundo
matematizable fuera el único verdadero, no sólo sería ilusorio un castillo
soñado, con sus damas y juglares: también lo serían los paisajes de la vigilia,
la belleza de un lied de Schubert, el amor. O por lo menos sería ilusorio lo
que en ellos nos emociona.”
miércoles, 9 de septiembre de 2020
POSTEO 71: Los límites humanos y la esperanza de superarlos
Límites Humanos
(Nota previa: Este es un fragmento del texto “Valores
transhumanistas” de Nick Bostrom)
El conjunto de pensamientos, sentimientos, experiencias y
actividades accesibles a los organismos humanos constituyen, presumiblemente,
solo una pequeña parte de lo que es posible. No hay razón para pensar que los
seres humanos posean menos límites impuestos por su biología que otros
animales. De la misma manera en que los chimpancés carecen de los medios
cognitivos para comprender qué significa ser humano y lo que ello acarrea,
nuestras ambiciones, nuestras filosofías, la complejidad de la sociedad humana
o las sutilezas de nuestras interrelaciones, nosotros los humanos podríamos
carecer también de la capacidad de formar una comprensión intuitiva y realista
de lo que sería ser un ser humano mejorado (un "posthumano") y de los
pensamientos, preocupaciones, aspiraciones y relaciones sociales que tales
entidades puedan tener.
Nuestro propio modo actual de ser, por lo tanto, abarca solo
un subconjunto diminuto de lo que es posible o permitido por las restricciones
físicas del universo. No es exagerado suponer que hay partes de este espacio
más grande que representan formas extremadamente valiosas de vivir,
relacionarse, sentir y pensar.
Las limitaciones del ser humano nos son tan familiares que a
menudo no las notamos, y cuestionarlas requiere manifestar una ingenuidad casi
infantil. Consideremos algunas de las más básicas.
Esperanza de vida.
La esperanza de vida humana ha evolucionado hasta
convertirse en una pequeñez de siete u ocho décadas. Esto es, desde muchas
perspectivas, un período de tiempo bastante efímero. Incluso las tortugas han
superado ese margen ampliamente.
Para tener la sensación de que podemos estar perdiendo algo
importante por nuestra tendencia a vivir tan poco, solo tenemos que recordar
algunas de las cosas valiosas que podríamos haber hecho o intentado hacer si
hubiéramos tenido más tiempo. Para los jardineros, educadores, académicos,
artistas, urbanistas y aquellos que simplemente disfrutan observando y
participando en los espectáculos culturales o políticos de la vida, una vida es
a menudo insuficiente para completar tan solo un proyecto importante, por no
hablar de proyectos.
El desarrollo del carácter humano también se ve interrumpido
por el envejecimiento y la muerte. Imagina lo que podría haber sido de un
Beethoven o un Goethe si todavía hubieran estado con nosotros hoy en día. Tal
vez se habrían convertido en viejos gruñones interesados exclusivamente en
conversar sobre los logros de su juventud. Pero tal vez, si hubieran seguido
gozando de salud y vitalidad juvenil, habrían seguido creciendo como personas y
artistas, hasta alcanzar niveles de madurez que apenas podemos imaginar.
Capacidad
intelectual.
Todos hemos tenido momentos en los que deseábamos ser un
poco más inteligentes. La máquina de pensar de tres libras, parecida a un
queso, que tenemos en nuestros cráneos puede hacer algunos trucos, pero también
tiene notorias deficiencias. Algunas de estas, como olvidar comprar leche o no
alcanzar la fluidez nativa en los idiomas que aprendes de adulto, son obvias y
no requieren mayor detalle. Estas deficiencias son inconvenientes, pero
difícilmente barreras fundamentales para el desarrollo humano.
Sin embargo, hay un sentido más profundo en las limitaciones
de nuestro aparato intelectual y por ende en nuestra actividad mental. Mencioné
la analogía del chimpancé anteriormente: tal como es el caso de los grandes
simios, nuestra propia composición cognitiva podría excluir todo los niveles de
comprensión y actividad mental que existen o pueden existir. El punto aquí no
tiene que ver con ninguna imposibilidad lógica o metafísica: no debemos suponer
que los posthumanos no aprobarían el test de Turing o que tendrían conceptos
que no podrían expresarse con oraciones finitas en nuestro idioma, ni nada por
el estilo. La imposibilidad a la que me refiero es más como la imposibilidad
para los humanos actuales de visualizar una hiperesfera de 200 dimensiones o de
leer, con un recuerdo y comprensión perfectos, todos los libros de la
Biblioteca del Congreso. Estas cosas son imposibles para nosotros porque
simplemente carecemos de la capacidad intelectual. De misma forma, puede que no
posea la capacidad de comprender intuitivamente cómo sería ser un posthumano o
de asimilar el amplio campo de asuntos de interés posthumanos.
Además, nuestros cerebros humanos pueden limitar nuestra
capacidad para descubrir verdades filosóficas y científicas. Es posible que la
incapacidad de la investigación filosófica por llegar a respuestas sólidas, y
de aceptación general, para muchas de las grandes preguntas filosóficas
tradicionales se deba al hecho de que no somos lo suficientemente inteligentes
como para tener éxito en este tipo de investigación. Nuestras limitaciones
cognitivas pueden estar condenándonos a yacer dentro de una cueva platónica,
donde lo mejor que podemos hacer es teorizar sobre las "sombras", es
decir, sobre representaciones que están lo suficientemente simplificadas y
reducidas para que quepan dentro de un cerebro humano.
Funcionalidad
corporal.
Nosotros mejoramos nuestro sistema inmunológico mediantes
vacunas, y podemos imaginar mejoras adicionales en nuestros cuerpos que nos
podrían proteger de enfermedades o nos ayudarían a moldear nuestros cuerpos
según nuestros deseos (por ejemplo, al permitirnos controlar la tasa metabólica
de nuestros cuerpos). Tales mejoras podrían incrementar la calidad de nuestras
vidas.
Una suposición más radical podría ser posible si suponemos
una visión computacional de la mente. De ser así, sería posible cargar (upload)
una mente humana a una computadora, replicando detalladamente en circuitos (en
silicio) los procesos computacionales que normalmente se ejecutan en un cerebro
humano. Cargar la mente o convertirse en un upload poseería muchas ventajas
potenciales, como la capacidad de hacer copias de seguridad de uno mismo (con
un impacto favorable en la esperanza de vida) y la capacidad de transmitirse
como información a la velocidad de la luz. Las mentes cargadas o uploads pueden
vivir en la realidad virtual o también directamente en la realidad física
mediante el control de un robot o avatar.
Mecanismos
sensoriales, facultades especiales y sensibilidades.
Los mecanismos sensoriales que posee el ser humano no son ni
los únicos existentes ni se hallan desarrollados plenamente. Algunos animales
tienen orientación sonar, orientación magnética, sensores eléctricos y de
vibración; muchos tienen un sentido del olfato mucho más agudo, una visión más
aguda, etc. El rango de posibles mecanismos sensoriales no se limita a las que
encontramos en el reino animal. No hay una razón por la cual no contemplar, por
ejemplo, una capacidad para ver la radiación infrarroja o para percibir señales
de radio, incluso agregar algo similar a la telepatía como consecuencia de la
adición de transmisores de radio con interfaces adecuadas al cerebro.
Estado de ánimo,
energía y autocontrol.
A pesar de nuestros mejores esfuerzos, a menudo no nos
sentimos tan felices como nos gustaría. Nuestros recurrentes niveles de
bienestar subjetivo parecen estar en gran parte determinados genéticamente. Las
vivencias tienen poco impacto a largo plazo; los altos y bajos de la suerte nos
dan momentos de euforia o nos derriban, pero hay ligero efecto a largo plazo en
el bienestar identificado por el individuo. La alegría duradera sigue siendo
difícil de alcanzar, excepto para aquellos que han tenido la suerte de haber
nacido con el temperamento preciso para ello.
Además de que nuestro nivel de bienestar dependa de nuestros
genes, estamos limitados en lo que respecta a la energía, la fuerza de voluntad
y la capacidad de configurar nuestro propio carácter de acuerdo con nuestros
ideales. Incluso los objetivos "simples" como perder peso o dejar de
fumar resultan inalcanzables para muchos.
Nota: ¿El autor sugiere que esto podría ser corregido
mediante fármacos?
sábado, 5 de septiembre de 2020
POSTEO 70: Chips electrónicos implantados en seres humanos
Hoy día se pueden implantar y ya se lo hace, microchips en el organismo humano. Los pretextos para hacerlo se basan siempre en aplicaciones útiles a los usuarios o a las empresas que se los implantan a sus empleados solicitando, supuestamente, su libre consentimiento. El asunto es que si esta costumbre se generalizara existiría la tentación de considerar muchas aplicaciones que no sean simplemente abrir rápido la puerta de la oficina. Se podrían colocar en una persona a la que quisiéramos rastrear permanentemente, o una dictadura podría usarlos para mantener bajo la mira los movimientos de toda la población...en todo caso se podría volver una práctica rutinaria en cárceles o en personas en libertad condicional, etc. Se podría controlar también el acceso a zonas restringidas y ni que hablar si se les agrega un sistema de rastreo global combinado con drones, etc. Las posibilidades beneficiosas podrían enlistarse, pero también las posibilidades tenebrosas.
jueves, 3 de septiembre de 2020
POSTEO 69: Transhumanismo, por Julian Huxley
TRANSHUMANISMO – JULIAN HUXLEY (1957)
Como resultado de mil millones de años de evolución, el
universo se está volviendo consciente de sí mismo, capaz de comprender algo de
su historia pasada y su posible futuro. Esta autoconciencia cósmica se está realizando
en un pequeño fragmento del universo, en unos pocos seres humanos. Tal vez se
haya realizado en otro lugar también, a través de la evolución de las criaturas
vivientes conscientes en los planetas de otras estrellas. Pero en este planeta,
nunca ha sucedido antes.
La evolución en este planeta es una historia de la
realización de posibilidades siempre nuevas por la materia de la que la tierra
(y el resto del universo) se convierte en vida; fuerza, velocidad y conciencia;
el vuelo de los pájaros y la política social de abejas y hormigas; el
surgimiento de la mente, mucho antes de que el hombre fuera soñado, con la
producción de color, belleza, comunicación, cuidado maternal y los comienzos de
la inteligencia y la intuición. Y finalmente, durante los últimos tics del
reloj cósmico, algo completamente nuevo y revolucionario, los seres humanos con
sus capacidades para el pensamiento y el lenguaje conceptuales, para la
conciencia y el propósito autoconscientes, para acumular y poner en común la
experiencia consciente. Porque no olvidemos que la especie humana es tan
radicalmente diferente de cualquiera de los animales microscópicos unicelulares
que vivieron hace mil millones de años como lo eran de un fragmento de piedra o
metal.
La nueva comprensión del universo ha surgido a través del
nuevo conocimiento acumulado en los últimos cien años por psicólogos, biólogos
y otros científicos, arqueólogos, antropólogos e historiadores. Ha definido la
responsabilidad y el destino del hombre: ser un agente para el resto del mundo
en la tarea de realizar sus potencialidades inherentes lo más plenamente
posible.
Es como si el hombre hubiera sido nombrado repentinamente
director gerente del negocio más grande de todos, el negocio de la evolución,
designado sin que se le preguntara si lo quería y sin la debida advertencia y
preparación.Es más, no puede rechazar el trabajo. Tanto si quiere como si no,
si es consciente de lo que está haciendo o no, de hecho está determinando la
dirección futura de la evolución en esta tierra. Ese es su destino ineludible,
y cuanto antes se dé cuenta y empiece a creer en él, mejor para todos los
interesados.
En realidad, el trabajo se reduce a la plena realización de
las posibilidades del hombre, ya sea por parte del individuo, por la comunidad o
por la especie en su aventura procesional por los corredores del tiempo.
Cada hombre de nosotros comienza como una mera partícula de
potencialidad, un óvulo esférico y microscópico. Durante los nueve meses antes
del nacimiento, esto se desarrolla automáticamente en un rango de organización
verdaderamente milagroso: la placenta, además del continuo crecimiento y
desarrollo automático, el individuo comienza a realizar sus posibilidades
mentales construyendo una personalidad, desarrollando talentos especiales,
adquiriendo conocimiento y habilidades de diversos tipos, desempeñando su papel
en el mantenimiento de la sociedad. Este proceso postnatal no es un proceso
automático o predeterminado. Puede proceder de formas muy diferentes según las
circunstancias y según los esfuerzos sembrados del individuo. El grado de
realización de las capacidades puede ser más o menos completo. El resultado
final puede ser satisfactorio o muy al revés: en particular, la personalidad
puede fracasar gravemente en lograr una totalidad real. Una cosa es cierta: la
personalidad bien desarrollada y bien integrada es el producto más elevado de
la evolución, la realización más completa que conocemos en el universo.
Lo primero que tiene que hacer la especie humana para
prepararse para el cargo cósmico al que se encuentra asignada es explorar la
naturaleza humana, para averiguar cuáles son las posibilidades que se le abren
(incluidas, por supuesto, sus limitaciones, ya sean inherentes o impuestas por
los hechos de naturaleza externa). Hemos terminado bastante bien la exploración
geográfica de la tierra; hemos empujado la exploración científica de la
naturaleza, tanto muerta como viva, hasta un punto en el que se han aclarado
sus principales contornos; pero la exploración de la naturaleza humana y sus
posibilidades apenas ha comenzado. Un vasto Nuevo Mundo de posibilidades
inexploradas espera a su Colón.
Los grandes hombres del pasado nos han dado vislumbres de lo
que es posible en el camino de la personalidad, del entendimiento intelectual,
del logro espiritual, de la creación artística. Pero estos son apenas más que
destellos de Pisgah. Necesitamos explorar y mapear todo el reino de las
posibilidades humanas, ya que se ha explorado y mapeado la geografía física
real. ¿Cómo crear nuevas posibilidades para la vida cotidiana? ¿Qué se puede
hacer para sacar a relucir las capacidades latentes del hombre y la mujer
ordinarios para comprender y disfrutar; enseñar a la gente las técnicas para
lograr la experiencia espiritual (después de todo, uno puede adquirir la
técnica del baile o el tenis, entonces, ¿por qué no el éxtasis místico o la paz
espiritual?); desarrollar el talento y la inteligencia nativos en el niño en
crecimiento, en lugar de frustrarlos o distorsionarlos? Ya sabemos que la
pintura y el pensamiento, la música y las matemáticas, la actuación y la
ciencia pueden llegar a significar algo muy real para los niños y niñas
normales y corrientes, siempre que se adopten los métodos adecuados para sacar
a la luz las posibilidades de los niños. Estamos empezando a darnos cuenta de
que incluso las personas más afortunadas viven muy por debajo de su capacidad,
y que la mayoría de los seres humanos no desarrollan más que una pequeña
fracción de su potencial eficiencia mental y espiritual. La raza humana, de
hecho, está rodeada por una gran área de posibilidades no realizadas, un
desafío al espíritu de exploración.
Las exploraciones científicas y técnicas le han dado al
Hombre Común de todo el mundo una noción de posibilidades físicas. Gracias a la
ciencia, los desfavorecidos llegan a creer que nadie necesita estar desnutrido
o enfermo crónicamente, o privado de los beneficios de sus aplicaciones
técnicas y prácticas.
El malestar del mundo se debe en gran parte a esta nueva
creencia: la gente está decidida a no tolerar un nivel subnormal de salud
física y vida material ahora que la ciencia ha revelado la posibilidad de
elevarlo. El malestar producirá algunas consecuencias desagradables antes de
que se disipe; pero es, en esencia, una inquietud benéfica, una fuerza dinámica
que no se detendrá hasta que haya sentado las bases fisiológicas del destino
humano.
Una vez que hayamos explorado las posibilidades abiertas a
la conciencia y la personalidad, y el conocimiento de ellas se haya convertido
en propiedad común, habrá surgido una nueva fuente de malestar. La gente se
dará cuenta y creerá que si se toman las medidas adecuadas, nadie debe perder
la verdadera satisfacción ni ser condenado a un cumplimiento deficiente. Este
proceso también comenzará siendo desagradable y terminará siendo benéfico.
Comenzará por destruir las ideas y las instituciones que se interponen en el
camino de nuestra realización de nuestras posibilidades (o incluso negará que
las posibilidades estén ahí para realizarse), y continuará al menos un comienzo
con la construcción real del verdadero destino humano.
Hasta ahora, la vida humana ha sido generalmente, como la
describió Hobbes, “desagradable, brutal y breve”; la gran mayoría de los seres
humanos (si aún no han muerto jóvenes) han padecido la miseria de una forma u
otra: pobreza, enfermedad, mala salud, exceso de trabajo, crueldad u opresión.
Han intentado aliviar su desdicha con sus esperanzas y sus ideales. El problema
ha sido que las esperanzas en general han sido injustificadas, los ideales
generalmente no se han correspondido con la realidad.
La exploración entusiasta pero científica de las
posibilidades y de las técnicas para realizarlas hará que nuestras esperanzas
sean racionales y colocará nuestros ideales en el marco de la realidad, al
mostrar cuántas de ellas son realmente realizables.
Ya podemos sostener con razón la creencia de que existen
estas tierras de posibilidad, y que las limitaciones actuales y las
frustraciones miserables de nuestra existencia podrían superarse en gran
medida. Ya estamos justificados en la convicción de que la vida humana tal como
la conocemos en la historia es una miserable improvisación, arraigada en la
ignorancia; y que podría ser trascendida por un estado de existencia basado en
la iluminación del conocimiento y la comprensión, así como nuestro control
moderno de la naturaleza física basado en la ciencia trasciende las
vacilaciones tentativas de nuestros antepasados, que tenían sus raíces en la
superstición y el secreto profesional.
Para ello, debemos estudiar las posibilidades de crear un
entorno social más favorable, como ya lo hemos hecho en gran medida con nuestro
entorno físico. Partiremos de nuevas premisas. Por ejemplo, que la belleza
(algo para disfrutar y algo de lo que enorgullecerse) es indispensable y, por
tanto, que los pueblos feos o deprimentes son inmorales; que la calidad de la
gente, no la mera cantidad, es lo que debemos apuntar, y por lo tanto que se
requiere una política concertada para evitar que la actual avalancha de aumento
de la población arruine todas nuestras esperanzas de un mundo mejor; que la
verdadera comprensión y el disfrute son fines en sí mismos, así como
herramientas o relajaciones de un trabajo, y que, por tanto, debemos explorar y
hacer plenamente disponibles las técnicas de educación y auto-educación; que la
máxima satisfacción proviene de la profundidad y plenitud de la vida interior
y, por lo tanto, debemos explorar y hacer plenamente disponibles las técnicas
del desarrollo espiritual; sobre todo, que hay dos partes complementarias de
nuestro deber cósmico: una para con nosotros mismos, para ser cumplida en la
realización y disfrute de nuestras capacidades, la otra para los demás, que se
cumpla en el servicio a la comunidad y en la promoción del bienestar de las generaciones
venideras y el avance de nuestra especie en su conjunto.
La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí
misma, no sólo esporádicamente, un individuo aquí de una manera, un individuo
allí de otra manera, sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un
nombre para esta nueva creencia. Quizás el transhumanismo sirva: el
hombre sigue siendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, al darse cuenta de
nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana.
“Creo en el transhumanismo”: una vez que haya suficientes
personas que puedan decir eso de verdad, la especie humana estará en el umbral
de un nuevo tipo de existencia, tan diferente de la nuestra como la nuestra de
la del hombre de Pekín. Por fin estará cumpliendo conscientemente su verdadero
destino.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
POSTEO 68: Los biohackers y Fukuyama
martes, 1 de septiembre de 2020
POSTEO 67: La interfaz entre el cerebro y la máquina
lunes, 31 de agosto de 2020
POSTEO 66: El punto de no retorno del calentamiento global
POSTEO 65: La regla de las tres R y los desechos tóxicos
miércoles, 26 de agosto de 2020
POSTEO 64: Nick Bostrom y el apocalipsis tecnológico
En esta entrevista donde no falta un sentido del humor sutil e irónico el filósofo sueco Nick Bostrom medita sobre los posibles caminos catastróficos que podrían conducir a la humanidad a su autodestrucción tecnológica, es decir, a un apocalipsis tecnológico. También ofrece posibles medidas para evitarlo, ninguna de las cuales parece atractiva por sus connotaciones negativas.
lunes, 24 de agosto de 2020
POSTEO 63: Las normas mertonianas de la ciencia
domingo, 23 de agosto de 2020
POSTEO 62: La declaración Einstein-Russell sobre armas nucleares
sábado, 22 de agosto de 2020
POSTEO 61: Los cyborgs ya están aquí
Mediante la tecnología el ser humano ha logrado alterar permanentemente el entorno natural creando un espacio de realidades artificiales en las que parece preferir vivir. Y hay quienes piensan que es tiempo de pensar en sentirse inconformes con el propio cuerpo humano, que es una manifestación de la naturaleza de la que provenimos y aplicar la misma clase de reforma tecnológica en él. Son personas que quieren usar la tecnología para superar las capacidades naturales del cuerpo humano. Combinando sus cuerpos con extensiones tecnológicas ellos aspiran a ser cyborgs, es decir, ensamblajes funcionales entre partes corporales y partes tecnológicas, una nueva clase de personas que deciden no estar limitadas a las cualidades primitivas del cuerpo humano.
POSTEO 60: Ciencia y Magia
lunes, 17 de agosto de 2020
POSTEO 59: La escala Kardashov
POSTEO 58: El dador de recuerdos
sábado, 8 de agosto de 2020
POSTEO 57: El agente naranja
POSTEO 56: Los efectos secundarios que nos enferman y matan
viernes, 7 de agosto de 2020
POSTEO 55: El Piloto de Hiroshima
- Cuándo todo esto acabe pienso comprarme un descapotable, viajar a California y emborracharme mientras salgo con una novia nueva.
- No creo que puedas hacer eso con esa cara que dios te ha dado.
Las carcajadas se hicieron escuchar entre el estruendo producido por los potentes motores del B-29.
- ¿Y tu? ¿Que tienes pensado hacer?
- Yo, iré a casa de mis padres y le pediré a mi madre que me haga el estofado con patatas y verdura que suele hacer los domingos, durante un mes seguido. Después subiré a mi habitación y tocaré la guitarra hasta quedarme dormido.
- Vaya plan... Seguro que te mueres por una sobredosis de diversión.
Una vez más las sornas y las carcajadas volvieron a invadir el compartimento del avión.
Eran las 8:00 A.M. del día 6 de Agosto de 1945 y el B-29 Enola Gay había entrado en espacio aéreo japonés para aproximarse a la ciudadela de Hiroshima.
Una hora antes, el capitán de la armada William Parsons, había armado la bomba, mientras que, media hora antes de alcanzar el objetivo, el subteniente Morris Jeppson, quitaba los dispositivos de seguridad.
Little Boy estaba lista.
Paul Tibbets, comandante y piloto, lanzó una rápida mirada hacia atrás mientras sonreía.
- Muchachos centrémonos en devolverles el golpe a los japoneses ¿Esta la bomba armada?
- ¡Si, señor! ¡La bomba está armada!
- ¿Y los dispositivos de seguridad quitados?
- ¡Si, señor! ¡Lo están!
- Bien...Pues vamos allá ...
Quince minutos después, a las 8:15 A.M. Del 6 de Agosto de 1945, el B-29 Enola Gay alcanzaba la vertical de Hiroshima.
Las alarmas de posible habían sonado en la ciudad una hora antes, ya que aquel bombardero había sido detectado, pero tras un vuelo japonés de reconocimiento se descartó el bombardeo al no localizar una flota de bombarderos. Así pues, las 225.000 personas que vivían en la ciudad, continuaron con sus quehaceres habituales.
Lo que no sabían es que los americanos ya no necesitaban cientos de aviones para desatar el infierno.
El copiloto del bombardero, el capitán Robert Lewis, observó los indicadores de distancia y altura del panel central.
- Nos encontramos sobre el objetivo.
- De la orden.
Robert Lewis pulsó el botón que daba vía libre al bombardeo. Esa luz verdosa fue observada por el artillero de cola, Bob Caron que, junto a sus compañeros abrió la escotilla.
- ¡Señor, todo listo!
Paul Tibbets y Robert Lewis escucharon la señal...Segundos después de pulsaba el botón... La Bomba Atómica de 13 Kilotones denominada Little Boy comenzó su caída sobre Hiroshima...
Segundos después la bomba detonaba sobre la clínica quirúrgica de Shima.
Una columna de humo gigantesca comienza a ascender rápidamente. En el centro de la misma se deja observar un terrible color rojo. Repentinamente, tras el colosal estruendo, el B-29 se zarandea ante una bestial turbulencia.
Los incendios se empiezan a multiplicar por miles...Son incapaces de numerar...Al mismo tiempo, abriéndose bajo ellos como ya les habían avisado, se comienza a abrir un gigantesco hongo que crece, y crece...
Todo desaparece bajo un humo que se engulle a sí mismo mientras lo envuelve todo... El color púrpura se extiende por doquier...
Abajo... la temperatura ha ascendido a un millón de grados centígrados...El aire se incendia creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro mientras se expande 247 metros...
Entre 70.000 y 80.000 hombres, mujeres y niños morirán instantáneamente... Otras 70.000 serán heridas de gravedad...Otros cientos no lo saben, pero desarrollarán cánceres letales...
El radio total de destrucción fue de 1,6 kilómetros...Los incendios alcanzaron 11 kilómetros...
Con una sola bomba... Con un solo botón...
El silencio se hizo dentro del Enola Gay... Todos habían quedado impactados...Robert Lewis, con la boca abierta y las lágrimas naciendo de sus ojos miro a Paul Tibbets...
- Dios mío...¿Que hemos hecho?
Más tarde los tripulantes del Enola Gay serían recibidos en Estados Unidos como héroes. Al bajar del avión se les felicitaría por haber matado a 140.000 personas en cinco segundos tras apretar un botón.
Se les asignaría un sueldo y se les honraría allí donde fueran.
Paul Tibbets, piloto del B-29 Enola Gay nunca se arrepentiría de su acto, es más, declararía: "No siento ningún arrepentimiento. Soy un soldado y me dieron una orden. Cuando un soldado recibe una orden, la cumple. Si mueren 200.000 personas yo no tengo la culpa. No lo decidí y lo ignoraba".
En contraposición, Claude Eatherly, rechazó ser tratado como un héroe, el no sentía que debiera ser premiado, si no castigado. Ninguno de sus compañeros entendía su culpa. Solo habían cumplido ordenes. Pero él lo veía de distinta manera. Donó entre lágrimas de dolor su recompensa a las víctimas y escribió varias cartas de arrepentimiento...Nunca más pudo dormir...
Finalmente, tras vivir una vida oscurecida por una culpa insoportable murió el 1 de julio de 1978 internado en un psiquiátrico.
El filósofo Günther Anders diría de él en su libro El Piloto de Hiroshima :
" Claude Eatherly era el único hombre sano en una época enferma"
domingo, 2 de agosto de 2020
POSTEO 54: La esclavitud desde el espacio
LA ESCLAVITUD DESDE EL ESPACIO
por Austin Choi-Fitzpatrick (Fragmento de The Good Drone)
A nivel mundial, la esclavitud florece en sectores económicos no regulados y espacios sociales pasados por alto. La esclavitud es ilegal en todo el mundo, pero se practica a nivel mundial. El científico social y experto en lucha contra la esclavitud Kevin Bales, mi colega de la Universidad de Nottingham, ha sido pionero en la investigación sobre el tema, y sus hallazgos son aleccionadores. Decenas de millones de personas aún viven en la esclavitud. La esclavitud, en general, es cuando una persona retiene a otra por medio de la fuerza, el fraude, las amenazas o la coerción con el propósito de explotación económica. Las formas de explotación varían ampliamente e incluyen el tráfico para la explotación sexual (a veces llamado tráfico sexual), el matrimonio forzado, la esclavitud en tiempos de guerra y el trabajo en condiciones de servidumbre.
Se estima que la mitad de las personas que viven en la esclavitud en todo el mundo viven en un cinturón que abarca Pakistán, India y Nepal. Escribí mi último libro sobre explotación en India y pasé incontables horas recorriendo el interior para entrevistar a los autores y sobrevivientes de la servidumbre por deudas.
Un sistema de servidumbre por deudas convierte los préstamos pequeños en obligaciones a largo plazo, y esta explotación económica se amplifica por una cultura de desigualdad de castas. El resultado son millones de vidas atrapadas en la pobreza extrema sin esperanza de escapar. La explotación que rastreé tuvo lugar en los campos, las canteras de piedra y los hornos de ladrillos de la India rural. Esta industria está muy extendida y victimiza a millones. ¿Por qué este problema persiste en el presente? En una entrevista tras otra, escuché historias sobre lo poco que a los funcionarios locales les importaba hacer cumplir la ley. Estos informes de corrupción e indiferencia se alinean con la investigación de Bales. Él encuentra que la pobreza y la corrupción son dos de los factores clave que impulsan la explotación.
Esta corrupción es generalizada en las bases, pero es endémica en todos los sistemas oficiales encargados de realizar un seguimiento de los hornos de ladrillos y su funcionamiento. Como resultado, ninguna entidad en la India maneja una lista exhaustiva del número de hornos, sin mencionar la tasa de explotación en el sitio. Los investigadores y activistas que desean apuntar a estos espacios para la investigación o las intervenciones están limitados a sus propios medios, trabajando a un ritmo insostenible en una franja inmanejable del subcontinente. Una evaluación a nivel de la población del número de hornos sería una bendición tanto para los académicos como para el naciente movimiento antiesclavista de la India.
Fuertes asociaciones de grupos de defensa civil han ubicado estos lugares por medios terrestres, pero este es un proceso lento y arduo. En la Universidad de Nottingham, nuestro proyecto Slavery from Space se propuso cambiar eso. El proyecto se basa en la experiencia de Doreen Boyd, un erudito de observación de la tierra, y Stuart Marsh, un ingeniero geoespacial del Instituto Geoespacial de Nottingham, así como la experiencia de Planet Labs, una firma privada de imágenes de la tierra. En Nottingham, Kevin, Stuart, Doreen y yo somos parte de un Laboratorio de Derechos interdisciplinario único centrado en la investigación innovadora sobre la esclavitud y la emancipación. Esto incluye la observación de la Tierra centrada en los derechos que se basa en una combinación de satélites, cruzamiento de datos e inteligencia artificial para mapear datos satelitales y crear el primer registro de hornos de ladrillos en India. Las aplicaciones futuras podrían incluir documentar el alcance de la industria pesquera en Ghana o la recolección de carbón en el Amazonas. La esclavitud es rampante en esos lugares.
Este proceso comenzó como una iniciativa de interés público. La idea era reclutar voluntarios para analizar fotos de Google Maps y etiquetar áreas que parecían hornos de ladrillos. Cuando este primer programa piloto tuvo éxito, el equipo amplió sus esfuerzos a través del aprendizaje automático, es decir, el uso de inteligencia artificial. Por supuesto, nada de esto sería útil sin una red de colaboradores vibrante y robusta en el terreno. Una mejor visión de los viejos problemas debe complementar las nuevas soluciones. Este es el punto señalado por observadores como Jakub Sobik, un portavoz del grupo de defensa Anti-Slavery International, con sede en el Reino Unido, que señaló que hay “desafíos más apremiantes como … salarios retenidos, falta de contabilidad transparente, [y] no aplicación de leyes laborales existentes.” Para aquellos familiarizados con la lucha por los derechos indígenas, de mujeres y dalit en la India, estas son preocupaciones perennes para las cuales debe haber soluciones democráticas. Las imágenes satelitales ofrecen un punto de presión clave en los esfuerzos de defensa internacional, al dar a los grupos de la sociedad civil influencia en los cambios de comportamiento de los funcionarios electos y los funcionarios burocráticos por igual.
sábado, 1 de agosto de 2020
POSTEO 53: Experimentos con humanos en África
POSTEO 52: Es solo un viaje
miércoles, 15 de julio de 2020
POSTEO 51: La carta atómica que atormentó a Einstein
Albert Einstein escribe una carta al presidente Roosevelt en la que le advierte que la Alemania nazi podría estar desarrollando un arma nuclear y sugiere que EE.UU. debe adelantarse
La historia de la bomba atómica puede contarse enlazando calurosos días de agosto. Del 6 y 9 de agosto de 1945 –Hiroshima y Nagasaki– al 2 de agosto de 1939, el día en que Albert Einstein firmó la carta que lo comenzó todo. La carta que le atormentaría hasta el fin de sus días. Esta es la historia, también, de cómo una nevera lleva a la bomba. O la historia de cómo un pacifista, uno de los pocos académicos alemanes que ya en 1914 condenó el militarismo de su país, acabaría entrando en el imaginario colectivo como “padre de la bomba nuclear”. Así lo bautizó la revista Time en 1945, cuando lo colocó en la portada junto a un hongo nuclear con el “e=mc2”. “Fue la gran tragedia de su vida –dice Jürgen Neffe, uno de sus más recientes biógrafos–. Una enorme injusticia.Culpar a Einstein de Hiroshima es como culpar a Jesucristo de la Inquisición o los cruzados ”. Einstein formuló en 1905 la ecuación que 40 años más tarde serviría de base teórica para fabricar la bomba. Su contribución podría haberse quedado ahí si en julio de 1939 su viejo amigo Leó Szilárd no se hubiese presentado en Long Island, donde veraneaba el científico, con noticias inquietantes. Szilárd era un físico húngaro judío que, como Einstein, se había exiliado a EE.UU. huyendo de los nazis.
Se conocían de los años 20 en Berlín, cuando juntos patentaron un modelo de nevera que trataron de comercializar sin éxito. El húngaro había ido a Long Island a pedir ayuda. Los alemanes habían logrado la fisión del uranio y Szilárd, que investigaba la reacción nuclear en cadena, entendió que era el primer paso para fabricar armas atómicas. Quería alertar antes de que los nazis, que ya tenían Checoslovaquia, se hicieran con más minas de uranio. Pero necesitaba a alguien con el prestigio de Einstein –Nobel desde 1921, ya era el científico más famoso del mundo– para que los que mandaban le escuchasen. Einstein se asombró –“¡Nunca se me había ocurrido!”, exclamó sobre la reacción en cadena– pero entendió rápidamente lo que estaba en juego y aceptó enviar una carta a Franklin D. Roosevelt. Dictó una primera versión en alemán y Szilárd redactó el texto definitivo en inglés. Lo más difícil, y en eso también ayudó, fue encontrar a quien entregase la carta. Primero pensaron en Charles Lindhberg, piloto del primer vuelo transatlántico en 1927, sin saber que había sido condecorado por Göring y era partidario de que EE.UU. dejase a los nazis tranquilos.
Finalmente el emisario fue Alex Sachs, economista de Lehman Brothers y amigo de Roosevelt. En la misiva, fechada el 2 de agosto en Peconic, Long Island, Einstein explicaba al presidente de EE.UU. la posibilidad “en el futuro inmediato” de que se use uranio para hacer “bombas extremadamente poderosas”. El apocalipsis: “Una sola de estas bombas, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría destruir el puerto por completo, así como el territorio circundante”. EE.UU. debía asegurarse el suministro de uranio y “acelerar” la investigación nuclear. La firma de Einstein funcionó.
Diez días después de recibir la carta, nacía el llamado Comité Briggs, considerado el germen del proyecto Manhattan que desarrolló la bomba atómica. “La carta no es una anécdota. Convenció a Roosevelt de que había que actuar”, señala Cindy Kelly, presidenta de la Fundación por el Patrimonio Atómico, que vela por la memoria del proyecto Manhattan. Sin embargo, ve “una exageración” llamar a Einstein padre de la bomba: “Su participación en realidad fue muy marginal”. De hecho, quedó fuera del proyecto Manhattan. Su colaboración fue puntual: en 1941 le pidieron ayuda para un problema teórico, que resolvió en dos días. Einstein nunca mostró interés en entrar pero tampoco hubiese podido. El FBI lo había vetado. Hoover le creía un “riesgo para la seguridad” por su pacifismo y supuesto filocomunismo. La carta de 1939 acabaría siendo un clavo para Einstein. En 1945, con Alemania a las puertas de la derrota, el científico volvió a escribir a Roosevelt. Le pedía que hablase con Szilárd, que (él sí) trabajaba en el programa Manhattan y estaba igual de alarmado con la posibilidad de que Estados Unidos acabase utilizando el arma nuclear.
Esta última carta fue escrita en marzo. En abril murió Roosevelt. “Einstein nunca quiso que la bomba se lanzara –asegura Neffe–. Trató de impedirlo pero, como en una tragedia clásica griega, la carta nunca fue leída. Truman la encontró cerrada en el escritorio de Roosevelt”. Las bombas se arrojaron. Un día después de Nagasaki, se publicó el informe Smyth, relatando cómo se habían fabricado en secreto. Para amargura de Einstein, se daba mucha importancia a la carta de 1939. “Su papel fue resaltado, seguramente porque su nombre daba legitimidad –apunta Kelly–. Y la prensa se agarró al tema”.
La portada de Time le sentó fatal, como otra de Newsweek . “Recibía cartas llamándole asesino. Fue una mancha que nunca logró limpiar ”, dice Neffe. Escribió a una revista japonesa que le preguntó cómo fue capaz e insistió en que siempre había sido un pacifista y que sólo la posibilidad de que los alemanes lograran la bomba le hizo firmar la carta: “No veía ninguna otra salida”. Con el paso del tiempo y más perspectiva, muchos historiadores creen hoy que la bomba se hubiese inventado igualmente sin la carta, pero quizá EE.UU. no habría llegado a tiempo para usarla en Hiroshima y Nagasaki. El científico se lo llevó a la tumba. En 1954, cinco meses antes de morir, le dijo a un amigo: “He cometido un gran error en mi vida: firmar esa carta”.