- Cuándo todo esto acabe pienso comprarme un descapotable, viajar a California y emborracharme mientras salgo con una novia nueva.
- No creo que puedas hacer eso con esa cara que dios te ha dado.
Las carcajadas se hicieron escuchar entre el estruendo producido por los potentes motores del B-29.
- ¿Y tu? ¿Que tienes pensado hacer?
- Yo, iré a casa de mis padres y le pediré a mi madre que me haga el estofado con patatas y verdura que suele hacer los domingos, durante un mes seguido. Después subiré a mi habitación y tocaré la guitarra hasta quedarme dormido.
- Vaya plan... Seguro que te mueres por una sobredosis de diversión.
Una vez más las sornas y las carcajadas volvieron a invadir el compartimento del avión.
Eran las 8:00 A.M. del día 6 de Agosto de 1945 y el B-29 Enola Gay había entrado en espacio aéreo japonés para aproximarse a la ciudadela de Hiroshima.
Una hora antes, el capitán de la armada William Parsons, había armado la bomba, mientras que, media hora antes de alcanzar el objetivo, el subteniente Morris Jeppson, quitaba los dispositivos de seguridad.
Little Boy estaba lista.
Paul Tibbets, comandante y piloto, lanzó una rápida mirada hacia atrás mientras sonreía.
- Muchachos centrémonos en devolverles el golpe a los japoneses ¿Esta la bomba armada?
- ¡Si, señor! ¡La bomba está armada!
- ¿Y los dispositivos de seguridad quitados?
- ¡Si, señor! ¡Lo están!
- Bien...Pues vamos allá ...
Quince minutos después, a las 8:15 A.M. Del 6 de Agosto de 1945, el B-29 Enola Gay alcanzaba la vertical de Hiroshima.
Las alarmas de posible habían sonado en la ciudad una hora antes, ya que aquel bombardero había sido detectado, pero tras un vuelo japonés de reconocimiento se descartó el bombardeo al no localizar una flota de bombarderos. Así pues, las 225.000 personas que vivían en la ciudad, continuaron con sus quehaceres habituales.
Lo que no sabían es que los americanos ya no necesitaban cientos de aviones para desatar el infierno.
El copiloto del bombardero, el capitán Robert Lewis, observó los indicadores de distancia y altura del panel central.
- Nos encontramos sobre el objetivo.
- De la orden.
Robert Lewis pulsó el botón que daba vía libre al bombardeo. Esa luz verdosa fue observada por el artillero de cola, Bob Caron que, junto a sus compañeros abrió la escotilla.
- ¡Señor, todo listo!
Paul Tibbets y Robert Lewis escucharon la señal...Segundos después de pulsaba el botón... La Bomba Atómica de 13 Kilotones denominada Little Boy comenzó su caída sobre Hiroshima...
Segundos después la bomba detonaba sobre la clínica quirúrgica de Shima.
Una columna de humo gigantesca comienza a ascender rápidamente. En el centro de la misma se deja observar un terrible color rojo. Repentinamente, tras el colosal estruendo, el B-29 se zarandea ante una bestial turbulencia.
Los incendios se empiezan a multiplicar por miles...Son incapaces de numerar...Al mismo tiempo, abriéndose bajo ellos como ya les habían avisado, se comienza a abrir un gigantesco hongo que crece, y crece...
Todo desaparece bajo un humo que se engulle a sí mismo mientras lo envuelve todo... El color púrpura se extiende por doquier...
Abajo... la temperatura ha ascendido a un millón de grados centígrados...El aire se incendia creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro mientras se expande 247 metros...
Entre 70.000 y 80.000 hombres, mujeres y niños morirán instantáneamente... Otras 70.000 serán heridas de gravedad...Otros cientos no lo saben, pero desarrollarán cánceres letales...
El radio total de destrucción fue de 1,6 kilómetros...Los incendios alcanzaron 11 kilómetros...
Con una sola bomba... Con un solo botón...
El silencio se hizo dentro del Enola Gay... Todos habían quedado impactados...Robert Lewis, con la boca abierta y las lágrimas naciendo de sus ojos miro a Paul Tibbets...
- Dios mío...¿Que hemos hecho?
Más tarde los tripulantes del Enola Gay serían recibidos en Estados Unidos como héroes. Al bajar del avión se les felicitaría por haber matado a 140.000 personas en cinco segundos tras apretar un botón.
Se les asignaría un sueldo y se les honraría allí donde fueran.
Paul Tibbets, piloto del B-29 Enola Gay nunca se arrepentiría de su acto, es más, declararía: "No siento ningún arrepentimiento. Soy un soldado y me dieron una orden. Cuando un soldado recibe una orden, la cumple. Si mueren 200.000 personas yo no tengo la culpa. No lo decidí y lo ignoraba".
En contraposición, Claude Eatherly, rechazó ser tratado como un héroe, el no sentía que debiera ser premiado, si no castigado. Ninguno de sus compañeros entendía su culpa. Solo habían cumplido ordenes. Pero él lo veía de distinta manera. Donó entre lágrimas de dolor su recompensa a las víctimas y escribió varias cartas de arrepentimiento...Nunca más pudo dormir...
Finalmente, tras vivir una vida oscurecida por una culpa insoportable murió el 1 de julio de 1978 internado en un psiquiátrico.
El filósofo Günther Anders diría de él en su libro El Piloto de Hiroshima :
" Claude Eatherly era el único hombre sano en una época enferma"
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