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miércoles, 9 de septiembre de 2020

POSTEO 71: Los límites humanos y la esperanza de superarlos

 

Límites Humanos

(Nota previa: Este es un fragmento del texto “Valores transhumanistas” de Nick Bostrom)

El conjunto de pensamientos, sentimientos, experiencias y actividades accesibles a los organismos humanos constituyen, presumiblemente, solo una pequeña parte de lo que es posible. No hay razón para pensar que los seres humanos posean menos límites impuestos por su biología que otros animales. De la misma manera en que los chimpancés carecen de los medios cognitivos para comprender qué significa ser humano y lo que ello acarrea, nuestras ambiciones, nuestras filosofías, la complejidad de la sociedad humana o las sutilezas de nuestras interrelaciones, nosotros los humanos podríamos carecer también de la capacidad de formar una comprensión intuitiva y realista de lo que sería ser un ser humano mejorado (un "posthumano") y de los pensamientos, preocupaciones, aspiraciones y relaciones sociales que tales entidades puedan tener.

Nuestro propio modo actual de ser, por lo tanto, abarca solo un subconjunto diminuto de lo que es posible o permitido por las restricciones físicas del universo. No es exagerado suponer que hay partes de este espacio más grande que representan formas extremadamente valiosas de vivir, relacionarse, sentir y pensar.

Las limitaciones del ser humano nos son tan familiares que a menudo no las notamos, y cuestionarlas requiere manifestar una ingenuidad casi infantil. Consideremos algunas de las más básicas.

Esperanza de vida.

La esperanza de vida humana ha evolucionado hasta convertirse en una pequeñez de siete u ocho décadas. Esto es, desde muchas perspectivas, un período de tiempo bastante efímero. Incluso las tortugas han superado ese margen ampliamente.

Para tener la sensación de que podemos estar perdiendo algo importante por nuestra tendencia a vivir tan poco, solo tenemos que recordar algunas de las cosas valiosas que podríamos haber hecho o intentado hacer si hubiéramos tenido más tiempo. Para los jardineros, educadores, académicos, artistas, urbanistas y aquellos que simplemente disfrutan observando y participando en los espectáculos culturales o políticos de la vida, una vida es a menudo insuficiente para completar tan solo un proyecto importante, por no hablar de proyectos.

El desarrollo del carácter humano también se ve interrumpido por el envejecimiento y la muerte. Imagina lo que podría haber sido de un Beethoven o un Goethe si todavía hubieran estado con nosotros hoy en día. Tal vez se habrían convertido en viejos gruñones interesados exclusivamente en conversar sobre los logros de su juventud. Pero tal vez, si hubieran seguido gozando de salud y vitalidad juvenil, habrían seguido creciendo como personas y artistas, hasta alcanzar niveles de madurez que apenas podemos imaginar.

Capacidad intelectual.

Todos hemos tenido momentos en los que deseábamos ser un poco más inteligentes. La máquina de pensar de tres libras, parecida a un queso, que tenemos en nuestros cráneos puede hacer algunos trucos, pero también tiene notorias deficiencias. Algunas de estas, como olvidar comprar leche o no alcanzar la fluidez nativa en los idiomas que aprendes de adulto, son obvias y no requieren mayor detalle. Estas deficiencias son inconvenientes, pero difícilmente barreras fundamentales para el desarrollo humano.

Sin embargo, hay un sentido más profundo en las limitaciones de nuestro aparato intelectual y por ende en nuestra actividad mental. Mencioné la analogía del chimpancé anteriormente: tal como es el caso de los grandes simios, nuestra propia composición cognitiva podría excluir todo los niveles de comprensión y actividad mental que existen o pueden existir. El punto aquí no tiene que ver con ninguna imposibilidad lógica o metafísica: no debemos suponer que los posthumanos no aprobarían el test de Turing o que tendrían conceptos que no podrían expresarse con oraciones finitas en nuestro idioma, ni nada por el estilo. La imposibilidad a la que me refiero es más como la imposibilidad para los humanos actuales de visualizar una hiperesfera de 200 dimensiones o de leer, con un recuerdo y comprensión perfectos, todos los libros de la Biblioteca del Congreso. Estas cosas son imposibles para nosotros porque simplemente carecemos de la capacidad intelectual. De misma forma, puede que no posea la capacidad de comprender intuitivamente cómo sería ser un posthumano o de asimilar el amplio campo de asuntos de interés posthumanos.

Además, nuestros cerebros humanos pueden limitar nuestra capacidad para descubrir verdades filosóficas y científicas. Es posible que la incapacidad de la investigación filosófica por llegar a respuestas sólidas, y de aceptación general, para muchas de las grandes preguntas filosóficas tradicionales se deba al hecho de que no somos lo suficientemente inteligentes como para tener éxito en este tipo de investigación. Nuestras limitaciones cognitivas pueden estar condenándonos a yacer dentro de una cueva platónica, donde lo mejor que podemos hacer es teorizar sobre las "sombras", es decir, sobre representaciones que están lo suficientemente simplificadas y reducidas para que quepan dentro de un cerebro humano.

Funcionalidad corporal.

Nosotros mejoramos nuestro sistema inmunológico mediantes vacunas, y podemos imaginar mejoras adicionales en nuestros cuerpos que nos podrían proteger de enfermedades o nos ayudarían a moldear nuestros cuerpos según nuestros deseos (por ejemplo, al permitirnos controlar la tasa metabólica de nuestros cuerpos). Tales mejoras podrían incrementar la calidad de nuestras vidas.

Una suposición más radical podría ser posible si suponemos una visión computacional de la mente. De ser así, sería posible cargar (upload) una mente humana a una computadora, replicando detalladamente en circuitos (en silicio) los procesos computacionales que normalmente se ejecutan en un cerebro humano. Cargar la mente o convertirse en un upload poseería muchas ventajas potenciales, como la capacidad de hacer copias de seguridad de uno mismo (con un impacto favorable en la esperanza de vida) y la capacidad de transmitirse como información a la velocidad de la luz. Las mentes cargadas o uploads pueden vivir en la realidad virtual o también directamente en la realidad física mediante el control de un robot o avatar.

Mecanismos sensoriales, facultades especiales y sensibilidades.

Los mecanismos sensoriales que posee el ser humano no son ni los únicos existentes ni se hallan desarrollados plenamente. Algunos animales tienen orientación sonar, orientación magnética, sensores eléctricos y de vibración; muchos tienen un sentido del olfato mucho más agudo, una visión más aguda, etc. El rango de posibles mecanismos sensoriales no se limita a las que encontramos en el reino animal. No hay una razón por la cual no contemplar, por ejemplo, una capacidad para ver la radiación infrarroja o para percibir señales de radio, incluso agregar algo similar a la telepatía como consecuencia de la adición de transmisores de radio con interfaces adecuadas al cerebro.

Estado de ánimo, energía y autocontrol.

A pesar de nuestros mejores esfuerzos, a menudo no nos sentimos tan felices como nos gustaría. Nuestros recurrentes niveles de bienestar subjetivo parecen estar en gran parte determinados genéticamente. Las vivencias tienen poco impacto a largo plazo; los altos y bajos de la suerte nos dan momentos de euforia o nos derriban, pero hay ligero efecto a largo plazo en el bienestar identificado por el individuo. La alegría duradera sigue siendo difícil de alcanzar, excepto para aquellos que han tenido la suerte de haber nacido con el temperamento preciso para ello.

Además de que nuestro nivel de bienestar dependa de nuestros genes, estamos limitados en lo que respecta a la energía, la fuerza de voluntad y la capacidad de configurar nuestro propio carácter de acuerdo con nuestros ideales. Incluso los objetivos "simples" como perder peso o dejar de fumar resultan inalcanzables para muchos.

Nota: ¿El autor sugiere que esto podría ser corregido mediante fármacos?

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